Descubro, para mi horror, que en el spam de mi correo hay muchos comentarios (de E., J., mi tía N., etc.) en respuesta a algunos de mis posteos pasados, que encima de que cumplieron la consigna de contestarme por donde debía ser, fueron completamente ignoradas.
Hoy haré justicia compartiendo lo que J. me compartió a mí en uno de esos mails: este fragmento de un ensayo (del que no me acuerdo el nombre ni el autor) que me me gustó mucho:
A mí en la adolescencia me pasó al revés: en el afán de perfeccionar mis golpes para jugar mejor al tenis, terminé leyendo como un desquiciado, y así fue que encontré la tangente que me llevó a donde estoy hoy (literalmente, a donde estoy escribiendo este blog todos los días y hace ya ciento ochenta días).
Continúo en el intento de ensayar una maldad,
FF
😍